lunes, marzo 27, 2006

actitud y huevos...a matar o morir....

Bocaaaa!!! Bocaaaa!!! Boca!!!! Huevooo!!! Huevooo!!! Huevo!!!!



No importa lo que digan krupo....

Esta crónica podría empezar así: "Mellizo emoción. Esa que le recorre el cuerpo desde los pies a la cabeza y es sonrisita guillermiana —bien canchera, ladeando la boca—, guiño cómplice, abrazo, felicitación, agradecimiento. Esa que invade el alma de cientos y miles y millones de hinchas de Boca y es un solo canto y un solo grito: "Guileeermo, Guilleeermo". Esa que es una sola en las remeras agitadas al viento: las de los hinchas en las tribunas de la Bombonera y la de la figura del superclásico en el campo de juego". Pero así empezó la crónica que describía aquella tarde de milagros del 2 de junio de 2003, cuando el mellizo remontó el superclásico con dos goles y dibujó una tarde perfecta.También podría decir algo así: El tipo tiene el don de los elegidos. Y contra eso, no hay nada. El tipo tiene el carisma de los ídolos. Y contra eso, convegamos, tampoco hay nada. El tipo tiene potrero y picardía. Y contra eso, aún hoy, no hay defensa que pueda hacer nada. El tipo, en definitiva, tenía que estar ahí y hacer lo que la gente le había pedido un ratito antes cuando corría con los suplentes a un costado de la cancha". Pero así empezó la crónica que le dedicó este diario en la edición del 15 de agosto cuando, otra vez, ya relegado al banco, entró al final y clavó el empate salvador ante Central en la Bombonera.Entonces podría comenzar así: "Algo, como orgullo, corazón, alma, fuego sagrado, rebeldía, algo (o mucho) de todo eso seguro tiene este ídolo eterno que está empecinado en agregarle más páginas a su biografía dorada". Pero eso mismo decía Olé el último 30 de octubre cuando describía aquella avivada de Guille en un tiro libre que significó el 2-1 contra Newell''s, después de entrar para ver qué podía inventar en los últimos minutos.¿Cómo hacer para no caer en lo mismo si el tipo se repite una y otra vez? Cuando su fuego parece extinguido, cuando parece resignado a su papel de suplente, cuando parece convencido de que el tiempo pasa para todos, ahí mismo, cuando todos se comieron otro amague, Guillermo (32 años) aparece con una tardecita de estas. O, más que tarde, un ratito... Y más mérito aún. Porque así y todo, sin ritmo, viejo y mañero, quince minutos le bastaron para torcer el rumbo de un barco que enfilaba directo hacia un iceberg. A los cinco minutos ya estaba afuera Tula por hacerle una infracción y cinco más tarde la Bombonera explotaba con un penal clarito que tuvo mucho de Guillermo. El ídolo inoxidable cumplió con esas súplicas que le llovían desde la platea mientras calentaba. Y también con su mandato de elegido."Me imaginaba entrando y quizás haciendo un gol. Y por suerte se dio. Esto me da ánimo para seguir entrenando y es una inyección anímica, pero el que define siempre es el técnico. No pienso para nada en que esto es una despedida de Boca. Saludé así al final porque participé de la jugada del empate, por la alegría de la gente, que se imaginaba una derrota. Por eso es una gran felicidad", contó Guillermo en la vuelta a casa después de otro gran día, acompañado por Olé en su BMW, después de saborear el afecto del hincha a lo largo de ese pasillo a la salida del vestuario, donde lo apretujaron con besos y abrazos de todos los costados, y luego en la sala de conferencia con ese equilibrio que le dan sus casi diez años de hazañas con la camiseta azul y amarilla. Ahí, moderado, explicó: "La orden era que jugara por la derecha, pero cuando me moví en los primeros minutos me sentí más cómodo por la izquierda, donde me golpeó Tula. Y ahí fui tomando confianza", explicó feliz. Y aclaró que el penal fue el penal y que se tenía que ir rápido porque iba a ver a su mamá Cristina, que en la semana fue operada dos veces. Pero no pudo. Más gente lo esperaba para tocarlo en el camino al micro (hasta el árbitro Angel Sánchez lo felicitó). Más gente lo esperaba en la puerta del Intercontinental para saludarlo. Y, antes de enfilar hacia La Plata, donde llegó a las 21.30, tuvo una última escala en Canal 13 para grabar un sketch para Chau domingo. Ahí, entre risas, confesó lo que en el mundo Boca ya todos saben: "Debo ser el jugador más odiado por los hinchas de River". ¿Hay dudas?

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