viernes, enero 12, 2007

No me presten libros, por favor

Sábado, agosto 19, 2006
No me presten libros, por favor
http://takethelongwayhome.blogspot.com

A raíz de la "insistencia" de un cliente mío en prestarme libros para leer es que comencé a preguntarme si no estaba él incurriendo en la grave falta de imposición de voluntades. Un pretender, a través del empréstito literario, que me interne en la lectura que EL me acerca, en el momento en que EL lo hace, en el momento de mi vida que yo a lo mejor NO hubiera escogido esa historia, ensayo o autor para leer, y que solo por una cuestión de cortesía debiera leer y retornar en un plazo razonablemente cortés también. Distinto sería si YO le pidiera un libro prestado en el momento que YO escogiera en sintonía con mi estado y proceso mental del momento también. Pero, ¿qué es eso de andar pidiendo libros prestados? Ningún intelectual que se precie y que añore leer una obra la pide "prestada" negándose el divino derecho de comprársela queriendo él ser el primer lector y amante de esa obra al acariciarla con sus manos -siempre tenemos ese deseo de desvirgar nosotros primeros que otro un libro, por más que no seamos los primeros en leerlo, sí ser los primeros en la vida de ese ejemplar: recorrer sus paginas con la vista, acariciar su lisa e impecable portada, devorarlo intensa e intimamente para luego alojarlo en nuestra biblioteca y que permanezca allí como otro mas de nuestros tantos amantes, esperando ser leídos y vueltos a tocar pronto siempre llamándonos desde sus títulos en sus lomos....

Porque...quién es nadie para determinar cuando y qué tengo que leer? Ordenarme internarme en narrativas que no son de mi interés o afinidad interpretativa en determinado momento y por lo cual malograría seguramente mi recepción de ellas, terminando probablemente odiando la historia, el libro, su autor, encuadernación y fecha de impresión, cuando en realidad, debiera detestar al propietario del libro que, ingenua y generosamente me acerca una obra para mi regocijo literario e intelectual.Quien presta libros sin uno solicitárselo y sin saberlo -bueno al menos conscientemente? no estoy segura- está cometiendo una falta grave: nos impone una inmediata lectura a su antojo determinativo y lo que es aún peor: nos puede lesionar la capacidad de volver a confiar en el autor de esa obra cuando sí escojamos otras del mismo.

Sí, también yo lo veo como un gran daño.

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